UNO DE LOS GRANDES DESARROLLOS DEL NORTE
Ricos contra ricos en Hortaleza: "Los nuevos pisos de lujo dejarán sin sol mi chalé"
Metrovacesa vive un infierno con Mesena 60: lleva cinco años luchando contra los jubilados de Banesto y ahora se enfrenta a unos vecinos pudientes que luchan por sus horas de luz.
Cuando un jefazo de Banesto le llamó a su despacho, Paco creyó haberse quedado sin trabajo. Estaba tan asustado que el tono de la conversación le pilló desprevenido: "Me preguntó que qué tal estaba en la empresa, que si tenía novia, que si estaba pensando en formar una familia", recuerda el ex empleado de banca, que por entonces contaba poco más de veinte años. "Y le dije que sí, que tenía interés, sin saber para qué lo quería saber".
Aquel día a Paco le concedieron un alquiler, vitalicio y muy rebajado, en uno de la colonia que Banesto estaba construyendo junto a sus oficinas en Hortaleza, en el noreste de Madrid. "Aquí llevo desde entonces, muy contento", dice tras las rejas de su bajo, que tiene un generoso patio que da a una zona ajardinada. Pero desde entonces han pasado 61 años y las cosas han cambiado: Paco hace muchos años que se jubiló y su casa ya no pertenece a Banesto, cuyos activos quedaron en manos del Banco Santander en 1994.
En 2017, Metrovacesa heredó estos terrenos de Santander, que los aportó en una ampliación de capital valorada en más de 500 millones de euros, con la idea de construir varios residenciales de lujo en la zona, una de las más cotizadas de España. De hecho este proyecto, conocido como Mesena 80, fue la estrella de su salida a bolsa un año después. La promotora envió en 2018 burofaxes para que las 40 familias que aún quedaban en la colonia fueran abandonándola, ya que Banesto nunca les vendió los inmuebles, sino que se limitó a firmar un contrato de arrendamiento con ellos. Vitalicio, eso sí, lo que ha pospuesto la operación de Metrovacesa hasta nuestros días.
La situación en la Colonia Banesto es lisérgica: de los diez edificios, al menos cuatro están completamente vacíos y en los otros seis se reparten las doce familias, que a menudo son octogenarios sin compañía. En algunos edificios vive una sola persona, en otros hay pisos enteros ocupados. No se atreven a juntarse por miedo a que la inmobiliaria aproveche para desalojarlos. En mitad del silencio de las casas vacías hay una garita, financiada por Metrovacesa, para que no se cuelen 'okupas'. Los vecinos denuncian que el servicio de seguridad también se ocupa de los periodistas no hagan demasiadas preguntas por la zona.
Los primeros vecinos se marcharon por 100.000 euros, pero a los que quedan no les sacan ni por 275.000
Los resistentes se llaman Paco, Rosa, Carmen. Todos jubilados. Tienen sus motivos para aguantar: algunos hablan de dinero, otros de que no quieren salir de la casa de sus vidas a estas alturas. "Yo empecé aquí pagando 300 pesetas de alquiler al mes en los años 60 y ahora pago 98 euros. Yo le he dicho a Metrovacesa que, si me ofrecen un alquiler igual por la zona, me voy sin problemas, pero lo más barato que hay por aquí son 1.400 al mes", dice Rosa, encastillada en su segundo piso.
Lo cierto es que cada día que pasa están más cerca de una suculenta indemnización. Metrovacesa lleva ya cinco años empantanada en una situación para la que, pensaban, solo haría falta enviar una notificación de desalojo. La justicia no les dio la razón y la promotora se vio obligada a negociar con los vecinos uno a uno. Los primeros que salieron cobraron en torno a 80.000 euros, pero a los que quedan no los consiguen sacar ni con 275.000, la última oferta de Metrovacesa. El abogado Iñigo Sainz de Baranda defendió a varios de los vecinos de la colonia y considera que la promotora "se ha portado francamente bien con los vecinos", llegando a indemnizar a hijos de los trabajadores fallecidos, a quienes no protegía el contrato vitaliacio. "Pero es lógico que Metrovacesa tenga prisa. Están gastando dinero en una seguridad privada que no tendrían que necesitar y, además, los pisos van a hacer rondarán el millón de euros cada uno, no van a vender la promoción en un mes", dice el abogado.
Se estima que la promotora ha gastado hasta el momento en torno a 5 millones de euros en los desalojos y que necesitará al menos otros 2 antes de ver completo el desalojo de la Colonia Banesto.
Los inesperados vecinos ricos
Si Metrovacesa tenía un oscuro panorama con los jubilados, ahora le ha surgido un nuevo frente al otro lado de la calle: los ricos de la colonia El Bosque. Se trata de un asentamiento conformado por más de 300 chalets, que oscilan entre los 800.000 y los 1,5 millones de euros la unidad, en un entorno natural protegido. La colonia ganó popularidad a comienzos de los 80, cuando los vecinos organizaron decenas de movilizaciones para evitar una carretera que uniría Arturo Soria y la Avenida de San Luis y que pasaba por delante de sus casas, pero en los últimos años se ha convertido en objeto de deseo de artistas y profesionales de éxito, ya que la zona ofrece tranquilidad y mucha vegetación a pocos kilómetros del centro de Madrid. Entre sus vecinos más ilustres destacan Nacho Cano, Margarita del Val o la influencer María Pombo.
Siete de ellos se han levantado en armas contra Metrovacesa al conocer el anteproyecto de Mesena 80. Según sus cálculos, la altura de los seis nuevos bloques de lujo, así como la de las torres que va a levantar Acciona al lado, dejará sin una hora de luz sus chalets.
"Es un anteproyecto que se ha hecho sin rigor ninguno", dice Pedro, arquitecto y uno de los vecinos afectados, que ha presentado enmiendas ante el Ayuntamiento. "Se ha permitido a Metrovacesa darle más de 3 metros de altura a cada piso, una cifra que es más habitual de un bajo comercial que de una vivienda. Así, y al estar ellos en una plataforma elevada, se nos eleva una pared sobre nuestros patios y fachadas que nos deja sin luz solar, cuando la reglamentación dice que debe garantizar dos horas", dice Pedro.
Pedro considera que el anteproyecto de Estudio Lamela para Metrovacesa es "un abuso". "Lo colaron en pleno verano, en un intento de que no nos diésemos cuenta y no nos diera tiempo a poner alegaciones. Y, si no llega a ser porque yo soy arquitecto y leo muy rápido los planos, nos la cuelan, porque han sido todo lo inconcretos que han podido", lamenta Pedro, que no quiere dar su nombre real ya que teme las represalias de la promotora, que no ha querido participar en este reportaje.
En efecto, los chalets de la colonia de El Bosque de la calle Ólvega tienen un pero: sus jardines posteriores están empalizados por un muro de más de tres metros y por encima asoman los pisos más altos de la colonia Banesto. "Y lo que van a poner tienen dos pisos más, el ático y más altura en cada apartamento... nos van a bloquear y no lo podemos permitir", dice el arquitecto.
A su lado Diego, su vecino cazatalentos e impulsor de la revuelta contra Metrovacesa, cree que detrás del anteproyecto "hay mala fe" contra los chalets de la colonia, ya que se han inflado las alturas de las construcciones para incrementar la rentabilidad del proyecto: "Esta zona se ha mantenido de perfil bajo, como un pequeño publecito. ¿Qué sentido tiene poner esos monstruos?", lamenta el vecino, que estima que sus casas perderán en torno a un 25% de su valor de llevarse a cabo el proyecto tal y como se ha planteado.
"Somos conscientes de que esto es una guerra de ricos contra ricos", amenaza el cazatalentos, "pero que se prepare Metrovacesa si no quiere hacer caso a nuestras alegaciones, porque ahí tienen los ejemplos de Valdebebas o Chamartín: si entramos en el juego de las demandas a los promotores, esto no empieza a construirse hasta dentro de 20 años".
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